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Final para un Enduro del Verano masivo y caótico   

Fueron tres días intensos, con la ciudad sitiada por las motos, cuatriciclos, UTV, Quads y camionetas de gran porte que circularon por las débiles calles de arena de la ciudad. Multiplicidad de quejas de vecinos del Barrio Norte.

El Enduro del Verano convoca una multitud, pero no todos van a circuito a observar el espectáculo. Muchos no pasan de la zona denominada “la Olla” en las playas del norte del distrito. Todo gran evento, masivo y tan convocante como este genera un submundo alrededor que se impregna de la idiosincrasia del propio evento. Lo explicamos: El Enduro del verano es una gran carrera de Motocross y otros vehículos todo terreno, genera un ambiente donde conductores de motos tiene una oportunidad de demostrar sus habilidades en el manejo de sus vehículos. Estos son los “pibes” que con sus “motitos” juegan a la velocidad en las calles del Barrio Norte y rompen los nervios de los vecinos que residen en la zona. Hubo quejas continuas y fuertes.

También están los que, con un poder adquisitivo más alto, demostrable en sus enormes camionetas 4x4x, que cargan motos, UTV y cuatriciclos en sus tráilers y se dirigen a las inmediaciones del circuito para jugar con sus juguetes caros.

La “olla” está ubicada a pocos metros de la entrada a la playa norte por la calle 310, pasando el “arco” que indica el camino al lugar de la carrera. Es una amplia playa, plana, rodeada de médanos que sirven de tribunas de los espectadores que van a observar el divertimento de estos pibes. Son familias con niños pequeños que van a pasar el día. Allí se realizan carreras y destrezas en las motos, el juego consiste en ir y volver o salir y entrar y atravesar ubn sector de arena que se afloja por el excesivo tránsito. El juego es peligroso, es necesario ser buen conductor, tener reflejos rápidos para esquivar los vehículos que se quedan en el intento y taponan a los que vienen detrás a alta velocidad.

La versión 2024 del Enduro del Verano sorprendió por la cantidad de fanáticos y seguidores de este deporte que llegaron a Villa Gesell. La ciudad se vio invadida, sitiada por las motos que no respetaron ni la naturaleza, ni a las personas, ni la propiedad privada. Los vecinos del barrio Norte estuvieron muy enojados con el control municipal – policial, que se vio desbordado. No hubo descanso que no fuera interrumpido por una acelerada sin sentido provocada por un adolescente geselino en la madrugada.

Es que esa acelerada está la mano que mueve el acelerador. Aceleran espontáneamente, sin que el cerebro ordene que hay que acelerar, es innato, un reflejo o un impulso y no tiene explicación ni para ellos mismos.

Este domingo los controles estuvieron laxos, las motos pasaron y aceleraron por las calles del barrio, las camionetas también, pero fue el último día. Ahora bien, se sabe el significado que tiene el Enduro para Villa Gesell el final de cada temporada y lo que provoca. Esta versión fue caótica, la ciudad no estaba preparada para esta invasión de motos y camionetas de gran porte y de gente con cierto poder adquisitivo. También hay que evaluar qué ganancia obtuvo el comercio geselino con este público amante del ruido y los motores que se suman a los residentes que tienen esta pasión. Hubo un gran movimiento económico, sin exagerar. Pero lo que deja es una experiencia para adelante. Hay que preparar la ciudad con mucho tiempo de anticipación para un evento así, esto desbordó, hay que escuchar a los vecinos, abrir otras vías para llegar a la “olla” o al circuito por caminos no urbanizados. Pensar para recibir a este público y desplegar un sistema de seguridad mas completo. No obstante, quiero advertir que es difícil tener días apacibles cuando el Enduro llega a Villa Gesell.  

                                                                     

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