Ana Martínez: “No solo bajan las sombrillas de estos complejos, sino que alquilan sombra en forma privada”

La concejal de Juntos- Pro, Ana María Martínez opinó sobre el proyecto del Frente de Todos que blanquea el negocio de sombrillas, reposeras, mesas etc. en las playas de las localidades del sur.
Esta semana surgió el tema y generó un debate en los medios sobre la eficacia del proyecto. Según la definición del presidente de la Comisión de Obras del departamento deliberativo, Martín Arguiñarena, no tiene rango de proyecto, sino que es un “borrador” para debatir en la comisión y que, inclusive el proyecto tiene errores y anotaciones. Es decir que es un tema que no está cerrado y que puede modificarse.
Pero lo contradictorio del planteo del presidente de la comisión es que este tema se convirtió en un expediente que tuvo ingreso a la comisión de Obras en la sesión del 16 de mayo pasado, pero días después, trascendió a los medios el contenido del proyecto y el tema propuso el debate.
Ahora se sabe que el expediente lo inició el oficialismo, lleva el número 14408 B -Sombra en Playa localidades del sur, luego de que ingresará una solicitud, presumiblemente de una pareja de cabañeros de algunas de las tres localidades interesados en el tema.
Ahora bien, la concejal Ana María Martínez de Bloque Juntos -Pro se vio afectada directamente con esto, por razones diferentes. En primera medida es propietaria de un complejo turístico en Las Gaviotas y se la vinculo como favoreciendo el proyecto del Frente de Todos. Pero al mismo tiempo es la concejal que viene denunciando este negocio desde hace años. Presento varios pedidos de informes y se opone en forma categórica desde hace tiempo.
“Venimos batallando con este tema desde hace varios años desde que era secretaria de la Asociación Las Gaviotas, no era concejal y he llegado a bajar a la playa a tratar de mediar entre los complejos que ponían sombrillas y los que no. De hecho, contratamos una profesora de Yoga que daba clases en la playa a todos complejos que estuvieran adheridos o no, tuvo que renunciar porque era imposible trabajar por los cuatriciclos que llegaban, desde muy temprano, con sillas, sombrillas y demás. Eso pasaba en los años 2011/12. Desde esos años advertimos al ejecutivo, esto lleva más de 10 años”, sostuvo la edil del Pro.
Ana cuenta que este conflicto generó peleas a puñetazos por disputarse los mejores lugares de la playa. El negocio privado de los hoteleros generó que contraten a empresas para trasladar elementos de playa y estas armaron un negocio propio en la playa misma. Es decir que vender sombra en las playas generó un segundo “rebusque” que se convirtió en hoy es un problema porque está organizado. Es el transporte de sombrillas, sillas y el resto del equipo hasta la playa.
Estas llamadas “empresas” son las que se disputan el territorio en la playa y muchas veces no son parte de ningún complejo, sino que son privados o sujetos que alquilan estos elementos.
“Yo he llegado a ver 22 sombrillas blancas con una reposera camastro cada una (son las más grandes), dos reposeras chicas, más mesas y gazebos. Cuando la asociación planteo esto al intendente Barrera, salió la Ordenanza 2554/14 con fecha de sanción el 6 de octubre de ese año que reafirma la prohibición de uso privado de la playa”, afirmó Martínez.
El artículo primero de la medida “declara a las localidades de Mar de las Pampas, Las Gaviotas y Mar Azul como zona de Playa Libre con excepción de las unidades turísticas fiscales concesionadas…”
El segundo es más directo y dice “Prohíbase a cualquier emprendimiento turístico, persona física y/o persona Jurídica la ocupación de espacios de playa de modo sistemático y organizado con carpas, reposeras, sombrillas sillas y gazebos etc., ya sea que este se realice con fines empresariales o promocionales y a título gratuito…”
Nada de esto se cumplió desde que salió la ordenanza en ninguno de sus términos. Las “empresas” que trasladan los elementos de playa ingresan a la playa con cuatriciclos, camionetas 4×4, Jeep y cualquier otro vehículo en horario que está prohibido. El control municipal no existe y es allí donde nace este nuevo debate de “blanquear” este sistema.
No obstante, y a pesar de esta medida, hubo algunos complejos que lograron acordar con el ejecutivo que aquel que pretenda dar este servicio debe contratar a un empleado, en blanco, que se encargue de esto y que lleve los elementos de playa de los turistas alojados en su hotel.
“Hay algunos complejos que lo hacen y son muchos, la mayoría se adaptó a esto, pero hay otros tanto que no. Esto era un acuerdo, por fuera de la ordenanza, que decía que estaba prohibido esta actividad. Al no estar controlado, porque dicen que no tienen suficiente personal para hacerlo se desmadró todo. Están estas personas que, armaron sus empresas, que son las que los complejos tercerizan. Estas personas no solo bajan las sombrillas de estos complejos, sino que alquilan sombra en forma privada. Quiero aclarar que yo no di, ni voy a dar servicio de playa en mi complejo y no hay vuelta atrás”, ratificó Ana María Martínez.
La concejal estimó que la cifra que arroja el alquiler de sombrillas es de por si de una magnitud importante. Un cálculo somero indica que por lo bajo se cobra $5000 por un juego de estos elementos de playa por día, por familia. Cada empresa baja unas 30 sombrillas con todo su equipo adicional e instalan sus sombrillas donde eligen los clientes, incluso delante de las casillas de los guardavidas.
La ausencia de inspectores municipales es inexplicable y los favores por fuera de la ordenanza favorece la proliferación de este negocio amparado en la ilegalidad total y es la antesala de un descalabro de proporciones en caso de este proyecto se convierta en una ordenanza. La clave para cualquiera modalidad que se adopte es el control del estado. Sin ese control hay que esperar que los partícipes tengan compromiso real en cumplir la norma. Pero en esta sociedad es muy, pero muy difícil.
Foto Minuto G en temporada 2020. Gracias