El veto de Milei prevaleció con el apoyo del Pro y «amigos» obligados

Los diputados capitaneados por Cristian Ritondo y manejados por Mauricio Macri, más los propios libertarios y tres diputados tucumanos presionados, hasta último momento, por el gobernador Jaldo, prevaleció el veto de Milei a la ley de financiamiento de las universidades nacionales.

la imagen de Cristian Ritondo y Silvia Lospennatto abrazandose resulta increíble. Pensar que, en Argentina, su presidente se oponga a sostener las universidades nacionales y que encima, los diputados del Pro, se llenen la boca con discursos en defensa de la universidad pública, pero voten en contra de su financiamiento, quiebra el sentido común. Es increíble por lo nefasto de la idea que, en este país, el déficit fiscal, estè por encima del conocimiento y la educación del pueblo.

Los argentinos “de bien” deben recordar esta fecha, 9 de octubre de 2024, porque en Argentina los diputados ensayarn discursos contradictorios y votaron en contra de las universidades y avalaron un gobierno que pretende un pueblo dominado, bruto y arrodillado.

Los 160 votos de la oposición no alcanzaron para parar el veto de Milei, y los 84 que logró el libertarismo si alcanzaron, pero costaron sangre sudor y vaya a saber “cuanto” más.

Unión por la Patria aportó 98 votos. La UCR sumó 27, Coalición Cívica (6) y el Frente de Izquierda (5), del Pro 2, uno libertaria (Lourdes Arrieta), la mitad del bloque Innovación Federal, más los diputados de Salta y uno de Río Negro y 2 de San Juan.    

Por el oficialismo votaron 39 propios, 35 del PRO, más uno de CREO – Paula Omodeo, dos del MID, cuatro radicales (Campero, Arjol, Tournier y Picat) y los tres diputados de Tucumán del bloque Independencia, junto al diputado santacruceño, total 84 votos.

Hubo ocho diputados ausentes: tres de Encuentro Federal -Jorge Ávila, Ricardo López Murphy y Alejandra Torres-, quien adujo tener Covid; por la UCR, Fernando Carbajal; por el PRO, Héctor Stefani; por el MID, Oscar Zago; la salteña Yolanda Vega y María Fernanda Ávila, de Unión por la Patria, quien llegó al Palacio Legislativo, pero avisó a la presidencia de la Cámara que no estaba en condiciones y se retiró (Infobae).

Afuera las fuerzas de represión de Patricia Bullrich bloquearon el edificio del congreso con enormes vallas de acero negro, y cientos de policías que al final de la votación no pudieron contenerse y salieron a reprimir.      

Con cada veto, Milei pierde mayorías y sectores que lo acompañaron el año pasado. El ajuste, los despidos, el cierre de organismos estatales, las privatizaciones, las desregulaciones hacen pensar que los cuatro años de gobierno de Javier Milei, serán de achique permanente hasta dejarnos sin país.

La escena política argentina se parece al reinado de Luis XIV y su esposa María Antonieta que castigaban a su pueblo con el hambre, mientas la familia real vivían encerrados en la opulencia y el derroche.

Ahí vemos al presidente pavoneándose con su novia, la que heredo del difunto riojano, a su hermana Karina gastando millones en carne para festejos, cada vez que ratifique un veto, salarios opulentos, como el de Manuel Adorni, comida secuestrada con Pettovello, mientras el pueblo sufre y “salta” los molinetes o camina sobre las vías porque no le alcanza para pagar el pasaje.

Milei no conoce el país que gobierna, no lo recorre, no sabe lo que pasa en el conurbano, no le interesa, no le importa nada de su gente. Tampoco tiene un plan económico, salvo el ajuste permanente.  

Hay que rescatar las palabras del diputado Miguel Ángel Pichetto, quien vapuleo semánticamente al gobierno.” “¿Qué son, presidente?, interrogó el legislador y se respondió “¿Cuál es el programa que tienen? Es un barco sin luces en el mar, un tren que no llega a ninguna estación, una sociedad anónima de destrucción masiva de lo poco que nos queda de un cierto nivel de bienestar en el Estado argentino. Una empresa de demolición. ¿Qué es lo que expresan con este plan económico? ¿Cuál es el plan? ¿El ajuste al estilo Martínez de Hoz?”.

Gran verdad y hasta poética de un político que piensa como el gobierno, pero que consideró que, si esto sigue así, nos quedamos sin país, sin tierra, ni nación y Milei será un Bonaparte sudamericano.