Esa mujer que sale a bailar en el balcón

Esa dama es Cristina Kirchner y el balcón está ubicado en la intersección de Humberto Primo y San José, en el barrio de San Cristóbal. Desde que se conoció la condena de la Corte Suprema de Justicia la figura de la exvicepresidenta ocupa la centralidad de la escena política de la Argentina y de buena parte del mundo
El viernes 13 de junio de 2025 era una verdadera fiesta popular con cientos de miles de personas que se autoconvocaron a esa esquina para estar, hablar, filosofar, recordar antiguos hitos del kirchnerismo en la Argentina. Están, también, los estudiantes que concurren porque se trata de un fenómeno social extraordinario. Esa es una mujer que ha sido condenada por una causa judicial que repleta de irregularidades, con una alarmante escasez de prueba contundente. Intervinieron fiscales y jueces que están comprados por el poder económico concentrado de la Argentina.
Mauricio Macri armaba equipos de futbol con jueces y fiscales en su quinta «Los Abrojos», son estos, los mismos que se tomaron un avión hacia Lago Escondido para responder a una invitación del millonario Joe Lewis. Y sabemos que cuando los amigos de Macri se reúnen es para confabular contra la Argentina o contra el kirchnerismo.
Cristina en su casa, donde podría pasar su reclusión de seis años, abajo, en la calle, hay una asamblea general de militancia que “volvió” a encontrarse para luchar por un ideal político que tiene nombre y apellido de mujer, tiene figura de mujer que, no se quiebra, que baila en un balcón y la siguen miles de personas.
Abajo, en la calle, hay debate político, planes, acciones, se prepara la marcha del próximo miércoles cuando Cristina vaya a Comodoro Py, se piensa en el futuro, hay alegría por reencontrarse con ellos mismos, con militantes dispersos que volvieron. Cristina condenada es generadora de unidad en el Peronismo. Se ha despertado el verdadero león, dicen abajo, en la calle, en esa esquina del barrio porteño de San Cristóbal.
Cristina es muy inteligente, tiene estrategia, muchos dicen que camina para tras dando golpes. Su lanzamiento como candidata a legisladora provincial de la Tercera Sección electoral bonaerense, colocó de inmediato a los tres miembros de la Corte en los ejecutores de la proscripción de una de las principales candidatas a ser electa. Todavía no se dan cuenta que la historia de la Argentina les tiene reservado ese papel en los libros que leerán los argentinos del futuro. Quizás no les importe, porque les interesa tener bienestar económico, pero tener reservado un rol histórico nefasto asegura que ese legado se convierta en la base de una jurisprudencia con ausencia de principios para una convivencia democrática.
Abajo hay clima, se respira esa atmosfera militante épica, de lucha permanente, de solidaridad, de pueblo organizado y allí están los choripanes, más peronistas que nunca, las bondiolas con cebollas, la cerveza, las hamburguesas. En las conversaciones se perciben las ganas de militar, de generar acciones heroicas. Hay banderas argentinas que flamean al lado de las de los sindicatos o junto a la de algún equipo de futbol. (Boca). Hay mezcla de clases y de debate, se relatan historias. Y de tanto en tanto sale algún grito de la multitud: !Cristinaaaa¡
A los pocos minutos, se abre la puerta del balcón y Cristina sale, saluda con las dos manos, camina de un lado al otro del estrecho balcón, está elegante como siempre, con una sonrisa, que molesta a los periodistas de los grandes medios que no soportan que baile y sonría. Son ellos los que destilan odio y declaman medidas más represivas para con la “condenada”. Quieren verla quebrada y Cristina no se quiebra, no es como ellos.
Saluda, manda besos, se ríe y abajo la gente delira, le habla, le grita consignas, pedidos, otros cantan viejas consigna de los años de gloria del kirchnerismo, otros se atreven a pronunciar la frase que más le duele a jueces y macristas: “Cristina, presidente”.
El sábado por la noche las fuerzas de seguridad de Jorge Macri desalojaron, con violencia, la esquina de Humberto Primo y San José. Se llevaron las cartas que la gente le escribió a Cristina, se llevaron las banderas, las improvisadas parrillas y todo. El ataque fue a las 3 de la madrugada. Artero y traicionero, bien macrista y cobarde.
Los empleados del gobierno de la ciudad limpiaron las veredas con mangueras a presión, dejaron todo muy limpio. Pocas horas después, la multitud volvió y eran más, encontraron todo limpio y gritaron, se rieron, debatieron, llamaron a Cristina. Y ella salió nuevamente y así será la resistencia donde quieran que la trasladarla.




