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Fascistas – Facilistas  

La similitud en la pronunciación del término causó un debate dentro del mismo debate. Cada expediente que plantea algún beneplácito político por acciones del kirchnerismo genera debates tensos. Es tan profunda la grieta que prácticamente resulta imposible llegar a un acuerdo

La tentativa de asesinar a Cristina provocó interpretaciones libres sobre el grave incidente. Por el lado de la alianza de gobierno, que transitaba por un momento complejo, logró unir al peronismo. Salieron casi todos a defender a su líder y la volvió a instalar en el centro de la escena política nacional.

En Villa Gesell también se debate sobre el intento de asesinato de Cristina y el lugar elegido para tal evento es el recinto de deliberaciones del Concejo Deliberante. Todo parte de un concepto que es, “Dejen que actúe la Justicia” repetida por los ediles de la oposición en sus discursos para cerrar alguna intervención sobre este punto. Los ediles de Juntos no se cuestionan el “lawfare”, para ellos no existe porque no hay dirigentes de este agrupamiento políticos en el banquillo de los acusados.  El peronismo lo vive de otra forma porque es Cristina la que puede ser condenada. Apoyado en su mayoría propone expedientes que terminan en debates largos y estériles. No queda nada en claro y la grieta se profundiza. La oración suena como una provocación, ya que el peronismo no cree en el sistema judicial y lo cuestiona por practicar el Lawfare contra Cristina y algunos funcionarios de su gobierno como Julio De Vido, el más importante y José López el de las valijas con miles de dólares en un convento del conurbano.      

El fiscal Luciani provocó un gran show en el alegato de acusación y los medios hegemónicos se encargaron de trasmitirlo durante horas en vivo y luego lo repitieron hasta el hartazgo. Opinaron y condenaron a la vicepresidenta antes que los jueces. Horas después de que el fiscal finalizara su alegato, un grupo de personas fue hasta la casa de Cristina, en Juncal y Uruguay, para gritar improperios y provocar caos.

La reacción fue instantánea. Un grupo, aún mayor, de militantes de la Campora llegó hasta el mismo lugar y obligó a quiénes insultaron a Cristina a abandonar el lugar. Desde ese momento los militantes kirchneristas se quedaron durante semanas en esa esquina del barrio de la Recoleta a desplegar toda la liturgia peronista y a cuidar que nadie intente molestar a la jefa del movimiento.          

En la sesión de este lunes, el bloque mayoritario presentó un par de proyectos que contenían “beneplácitos” por la expulsión del diputado Francisco Sánchez de Juntos por el Cambio y de Amalia Granata de la legislatura de Santa Fe.

El exabrupto de Sánchez fue muy criticado y estuvo fuera de lugar al pedir la pena de muerte de Cristina por un delito de una supuesta corrupción. En Argentina la pena de muerte no existe desde hace siglos y reclamar una condena mortal después de escuchar un alegato es descabellado, absurdo y suena peor que sea un legislador nacional él que la propone es aún peor.

Para la legisladora y ex – modelo de Santa Fe, el exabrupto consistió en establecer dudas sobre el intento de asesinato. “es un invento de Cristina”, dijo Granata y armó un revuelo.                  

Los concejales oficialistas de Villa Gesell propusieron este debate y surgió un cruce de opiniones de personas que están en lados diferentes de la grieta. Hay diferencias ideológicas y de métodos que confrontan inevitablemente. Son expedientes que dejan un clima enrarecido en el recinto y agiganta la grieta.

Fue en una intervención del concejal, Juan José Martínez que se refirió a la opinión de la oposición y la califico de facilista. Diego Picentini se defendió porque escuchó fascistas. Pero fue una demostración de la intolerancia que reina en la relación entre los bloques.                  

Cristina ha sido calificada de “Chorra”, era la “Yegua”, la “Bruja”, y es la “vieja corrupta”. Estas son los adjetivos que dicen de ella y tiene etapas en las que le adjudican algún otro más actualizado. Por el contrario, es la jefa, la líder, la presidenta eterna y la morocha argentina. Los peronistas la aman en forma incondicional. Cristina despierta amores y odios por igual sin esforzarse mucho. Es un fenómeno sociológico digno de analizar, sus seguidores creen en su inocencia y la defienden siempre.

El peronismo acusa al Pro y en menor medida a la UCR. de incentivar la violencia con la opinión de sus dirigentes y periodistas de grandes medios al demonizar la figura de la vicepresidenta. Los grandes medios de la Argentina se juegan su propia carta. Lo cierto es que pocas veces son objetivos con la vicepresidenta y con el presidente Alberto Fernández.         

La teoría de que los discursos de la oposición generan violencia en la población no es nueva. Los discursos sistemáticos en contra de alguien    pueden provocar una imagen distorsionada de esa persona. Terminan en la demonización de la persona. Muchos van creer en lo que dicen estos medios antes de comprobarlo. La idea de que Cristina es corrupta se creó desde los medios sin que nadie haya leído una de las causas que la tiene como imputada. No sabemos, conocemos sólo lo que publican estos medios y nos preguntamos qué tan seguros están de que hablan con la verdad. Crearon una imagen nefasta de Cristina y una parte de la población les creyó, hay otra parte que no les creyó y nació la grieta.    

La repetición de conceptos duros dirigidos hacia alguien en especial crea, en la población.  la creencia de que eso que dicen los medios es verdad.

Hay que probar que los medios hegemónicos son los que promueven estos discursos de odio, que luego trasladan a la población para que reaccione en forma violenta contra el gobierno nacional.

La concejal Ana María Martínez intentó equilibrar el discurso a favor del Pro y recordó cuando un grupo de militantes de Luis Delía pidieron que Mauricio Macri sea ahorcado en la Plaza de Mayo. También se refirió a los dichos de Hebe de Bonafini contra el ex -presidente. La concejal del Pro reclamo que se debe poner fin a esos discursos donde se critican a dirigentes de cada sector.

Cada uno tiene derecho a decir lo que piensa, y de hecho lo hacen, pero quizás la diferencia que hay entre los peronistas y los republicanistas es que el peronismo se recuesta en el pueblo y en la clase trabajadora. Mientras que sus rivales políticos se recuestan en las clases altas y acomodadas donde las necesidades no son tan visibles.

Cristina genera odio por su personalidad, por su inteligencia y por su defensa de las clases mas bajas en la escala social de la Argentina. Pero mucho de lo que dicen de ella, es opinión de sus detractores. Nadie tiene pruebas de sus acusaciones y apelan a conceptos que leyeron en los medios.

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