A cuatro años del asesinato de Fernando Báez Sosa
Pasaron cuatro años desde aquel fatídico 18 de enero de 2020 en que una patota de rugbiers, oriunda de la ciudad de Zarate, asesinaron a Fernando Báez Sosa de 18 años. Fue un ataque en manada 8 contra 1. Hoy cinco de ellos purgan una condena a cadena perpetua y 3 a 15 años. El caso fue tapa de los medios diariamente hasta que llegó la Pandemia
En la mañana de un día como hoy de hace cuatro años (2020), el cuerpo inerte y golpeado de Fernando Báez Sosa yacía junto al cantero, que hoy es una suerte de santuario, un homenaje permanente que surgió de la propia gente. En la madrugada del aquel día cambio la vida de sus padres, Graciela y Silvino para siempre. Fernando tenía 18 años, era hijo único y estudiaba derecho. Era un pibe fantástico
La disco Le Brique, hoy cerrada, es un sarcófago, oscuro y tenebroso. No podrá salirse fácilmente del estigma que recayó sobre su historia, su edificio y sus propietarios. Fernando murió frente a la puerta del boliche donde fue a divertirse con sus amigos y en una acción inconsciente del personal de seguridad del establecimiento “echó” del boliche a la víctima y a los agresores y se lavó las manos. Por un incidente menor dejó a Fernando a merced de 8 asesinos que planificaron el ataque porque son así, violentos sin sentido.
Fue uno de los homicidios más filmado de la historia policial de este país. Hay prueba de sobra, uno de los condenados filmó el ataque con su propio celular y no borró nada. Hay cientos de testigos, incluso confesiones indirectas, mensajes de texto en los que dan detalles de sus acciones. Todas estas pruebas se pudieron ver en el juicio oral que se desarrolló el año pasado, durante casi tres semanas.
El lunes 6 de febrero de 2023 -tras trece audiencias y 87 testigos, a tres años y diecisiete días del hecho- el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores condenó a Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli, Luciano, Lucas y Ciro Pertossi como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, cometido el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell. El delito que les cabe es de homicidio doblemente agravado por su comisión por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas en concurso ideal con lesiones leves. En tanto, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi recibieron penas de 15 años de cárcel como partícipes secundarios del mismo delito.
El Tribunal estaba compuesto por la Dra. María Claudia Castro, y los Dres. Christian Rabaia y Emiliano Lazzari. El fallo no dejo conformes, del todo, a Graciela y Silvino que habían pedido perpetua para todos.
El Dr. Hugo Tomei, fue letrado defensor de los condenados, único y en soledad pidió en la primera audiencia del juicio el cambio de caratula por homicidio en riña que contempla una pena menor. Ya la había presentado durante la investigación y cuestionó la actuación de la fiscal local, Verónica Zamboni. Todo fue rechazado.
Veinte días después del veredicto, Tomei hizo una nueva presentación en un expediente de 140 páginas. En su apelación exige la absolución de los tres partícipes secundarios y una pena inferior a los seis años a los cinco condenados a prisión perpetua porque sostiene que la carátula del crimen merecía la definición de “homicidio en riña o agresión tumultuosa”.
La decisión final, a cuatro años del asesinato y a casi uno del dictamen, este en manos de los jueces de la Sala II del Tribunal de Casación Penal bonaerense. María Florencia Budiño, Fernando Mancini y Mario Kohan, ellos tienen la facultad de ratificar o modificar la sentencia en primera instancia, luego de analizar las apelaciones de los fiscales, de los abogados representantes de los padres de la víctima y de los condenados. Tienen hasta junio de este año.
Los condenados cuyas edades oscilan entre los 23 y 25 años, están alojados en la alcaidía número tres de Melchor Romero, en La Plata. Viven de a dos en cuatro calabozos, aislados del resto de la población carcelaria, en el pabellón número seis. Cumplen una rutina de 21 horas diarias de encierro con ejercicios físicos y tareas en la cocina de la unidad. Cortan el pasto, hacen trabajos de jardinería, salen al patio, se cocinan, limpian el pabellón, miran televisión y reciben visitas periódicas de sus familiares. Arruinaron su corta vida por su carácter violento e incontrolable.
Graciela y Silvino perdieron a su único hijo, están desconsolados, tristes y sin vida, dijeron el año pasado. En este aniversario convocaron a una misa interreligiosa en la escalinata de la Facultad de Derecho. Aquí en Villa Gesell esperamos que la justicio no se equivoque ni encuentre sórdidos atajos para que Fernando descanse en paz.