Después de 47 años, no pierdo la memoria
El 24 de marzo de 1976 se produjo el golpe militar más sangriento que recuerde la historia de la Argentina. Pasaron 47 años y la memoria sigue vigente, igual que el recuerdo de los desaparecidos que se mantiene inalterable
Pasan los años y los testigos directos de la última dictadura cívico militar ya no están. Se mueren de viejos y cansados de luchar por un mejor país. Tenemos, entonces, el legado de la memoria, los libros, las imágenes de los operativos en las calles, los patrulleros, los Falcón verdes y el recuerdo de los que éramos pibes en aquellos años en que vivimos en peligro, por ser jóvenes.
La dictadura militar de 1976 cambio el país, cambio la economía, llegó al país el neoliberalismo económico. Los militares, los curas y los empresarios impusieron reglas económicas y sociales que rompieron la ecuación que inclinaba el beneficio del reparto hacia los trabajadores. La mayor parte de la renta nacional pasó a manos de los empresarios y al sector de los poderosos del mercado. Nada volvió atrás nunca.
Fueron siete años de opresión, muerte, tortura, desaparición de personas y niños. Son, más allá de los cuestionamientos, 30.000 y siempre serán 30.000 los desaparecidos y cualquier resistencia al número, hoy es un debate malintencionado e inútil. La historia instaló y adoptó esa cifra.
Hoy ya no hay golpes militares, no hay ejércitos que maten al pueblo que deben defender, hoy los gobiernos democráticos están jaqueados por una justicia corrupta y politizada. Es un fenómeno político que recorre la América del Sur.
Tantas veces judicializaron la política, que ésta se politizó y ahora pretende gobernar el país. En Latinoamérica donde hay gobiernos populares que beneficien al pueblo, los golpes son judiciales, los grandes medios, que en 1976 apoyaron a la dictadura, hoy son los que condenan anticipadamente a lideres populares, través de los canales de noticias. Es un nuevo método de sojuzgamiento, más sutil y sin armas y sin desaparición forzada. Es peor e igual de violento.
A 47 años del último golpe militar, estamos en democracia porque votamos y hay derechos, los ganó el pueblo con la lucha y sus muertos, pero el partido militar devino en el partido judicial y no está lejos el tiempo en que nos pueda gobernar la Corte Suprema.
A veces creo que no aprendimos nada de ese golpe asesino y que ganaron siempre los mismos y que somos parte de un pueblo que, en realidad no echo a nadie. Creo que fuimos pocos los que nos opusimos y seguimos peleando para que se vayan y cuando se fueron vinieron otros sin uniformes, igualmente jodidos, que se quedaron con el poder. La dictadura mató a una generación de lideres valientes e inteligentes que eran capaces de mejorar este país, pero los delataron, los chuparon y son parte de los 30.000.
No quiero pensar así, quiero creer, aunque me cueste. No quiero quedarme sin ideología, es cierto que soy viejo, que me pasó el tiempo, que tengo mi propia historia y mi presente apoyado en esa vida que dejó enseñanzas. Es por eso que sigo esperando un país mejor después de 47 años y aunque este pueblo argentino me defraudo muchas veces, no pierdo la esperanza de vivir en un país mejor.
Foto: Imagen de la Comisión Provincial de la Memoria