Lo que dejó este Enduro
Insistimos en que fue una carrera especial, no como ediciones anteriores. Pasamos un fin de semana intenso, sitiados por las motos y camionetas, sin poder dormir en el Barrio Norte, por el ruido de los motores
Esta edición tuvo dos aspectos bien diferenciados. Uno fue la carrera en el circuito de arena ubicado en la Ruta 11 Interbalnearia a la altura del km. 407. El otro fueron los fanáticos locales y foráneos que juegan su propia carrera en las calles, principalmente, del Barrio Norte.
La carrera es grandiosa, un inmenso escenario natural para que los pilotos demuestren sus habilidades sobre sus poderosas maquinas de competición. El Enduro del Verano nació en 1992 en Pinamar con la idea de mezclar las disciplinas del Motocross y el Enduro.
Allí surgió la idea de crear un motocross “largo” en arena. En esa primera edición compitieron 250 motos y concurrieron más de 1500 espectadores, un éxito en la primera edición.
En EDV creció con los años y la edición es que se sucedieron, quintuplicó la cantidad participantes y 80 veces más la presencia de concurrentes. De Pinamar migró al Partido de la Costa y al poco tiempo llegó a Villa Gesell. Aquí el crecimiento fue exponencial y se consolidó como la carrera más importante de Motorport de Sudamérica. En 2019 fue convocada a un evento mundial de la FIM (Federación Internacional de Motociclismo) para participar en un evento mundial de carreras en arena. Así llegamos a esta edición que finalizó este domingo 25 de febrero.
El tema de los fanáticos es lo que acompaña el evento. Es inevitable que traiga personas con sus motos a las zonas urbanizadas de la ciudad. El Barrio Norte de Villa Gesell queda expuesto por su ubicación lindante a la playa y al circuito. Es una verdadera aventura correr por las calles del barrio, acelerar sin sentido para que los vecinos sufran y se enojen mucho, como en esta edición. Hubo reclamos de todo tenor en las redes de seguridad.
Este deporte es violento, peligroso, atrapante y movilizador y caro a pesar del ajuste libertario. Llegaron 160 mil personas a la ciudad y dejaron sus pesos o dólares en el comercio local. Es una convocatoria para jóvenes intrépidos y desaforados por los motores y las aceleraciones desenfrenadas. El ruido es el marco. Aquí en Villa Gesell son “chicos”, adolescentes con sus motos pequeñas con escapes libres y sin miedo a morir. Viven en los barrios ubicados al oeste de la ciudad. Respetan poco al prójimo, ni a su propia integridad física.
El Enduro va seguir, es un evento turístico de primera línea y repone divisas en el pueblo en el fin de la temporada. Nadie va a querer perderlo. Así que ármese de paciencia y espere la edición 2025 con fe en la organización del control.