Nunca visto, llegó un caso de aporofobia a Pinamar
Corren tiempos difíciles en la Argentina libertaria. Hay dos elementos conceptuales que hacen ruido. La violencia expresada por el presidente en sus discursos, se reflejan en el subsuelo social, por un lado. Por otro, está muy acentuada la condición de clase social que también se promueve desde el poder. Agresión a una mujer por tomar mate en las cercanías del campo de golf de Pinamar
Se mezcló todo esto en un hecho vergonzoso, violento y chabacano. Los protagonistas son Celeste Lorena Lopezaños de 44 años y Mariano Girini, de 62, ambos residentes en Pinamar. El episodio se desarrolló el pasado martes, en el Golf Club Pinamar, pero trascendió durante el fin de semana. La víctima y denunciante se llama Silvia Lopresti, es jubilada de 61 años que vive en City Bell, aunque desde hace 20 años es propietaria de un dúplex en la localidad balnearia.
El episodio es conocido porque tomó estado público y provocó indignación por la violencia ejercida por los agresores y sorpresa porque el hecho nos remite a principios de siglo XX, cuando reinaba la desigualdad social y el clasismo en la Argentina.
Es un caso típico de aporofobia que es el odio a la pobreza, que se expresa con insultos y descalificaciones hacia las personas pobres o desfavorecidas. Nunca pensamos que podíamos llegar a ver un fenómeno social de este tipo en la región.
Mariano Girini se presenta como gerente de una de las farmacias más reconocidas de la ciudad, se desconoce la profesión, si la tiene, o el trabajo o la alcurnia de la mujer.
¨Pagamos 50 mil dólares para estar acá, anda al conurbano a tomar mate, negra rata¨, relató Silvia que le gritó la agresora antes de golpearla, en la cabeza con un palo de golf, que se quebró por el golpe.
La víctima estaba en las cercanías del parque y compartía un mate con una amiga, ambas descansaban y se relajaban descalzas en el pasto.
Silvia, añadió que ella y su amiga fueron insultadas con frases racistas y clasistas. Les preguntaron ¨si no sabía la diferencia entre un campo de golf y una plaza¨ y ¨si éramos del conurbano, negras¨. Les gritaron ¨Váyanse, ratas. Pago 50 mil dólares para estar acá, esto no es Ostende. No tienen que estar acá¨. Un verdadero disparate, pasado de moda y sin conciencia de clase.
La causa judicial fue caratulada ¨Lesiones Leves¨ por el fiscal Juan Pablo Calderón. Es un expediente suave, no presenta inconvenientes para los agresores. El fiscal dictó una medida preventiva para que los agresores no se acerquen a la víctima.
Pero la condena social y el absurdo será lo que les va a doler a estas personas y a su entorno social. En principio, el Golf Club Pinamar emitió una gacetilla en la informa, en su tramo principal ¨…queremos compartir con nuestra comunidad que desde que tuvimos conocimiento del hecho se ha tomado la decisión de suspender el uso de la cancha a estos jugadores hasta que contemos con toda la información sobre el caso y las medidas tomadas tanto por la AAG (Asociación Argentina de Golf) como por la Justicia¨.
Este lunes a la 17 los vecinos de Pinamar convocaron, en la puerta de la farmacia a una mateada popular. El comercio cerró sus puertas.
Los discursos violentos que vienen de arriba, de lo más alto del poder, tienen un reflejo en el subsuelo social. Se multiplican cuando ¨la gente de bien¨ comienza a tomarse en serio esa consigna que nadie les explicó de que se trataba el concepto. Hay confusión y una pésima interpretación de la cuestión social. El odio y la violencia prevalecen, la ¨batalla cultural¨ puede tomar caminos peligrosos en una sociedad pacata, insensible y pobre.