Un geselino mostró la angustia de un pueblo que reclama por sus hijos enfermos

Miguel Cacheiro es integrante de la Asociación Geselina de Apoyo al Trasplante y las Hepatitis Virales, reside actualmente en la CABA. Hoy participa de la marcha en contra del veto de Javier Milei a la declaración de emergencia a ley de Discapacidad y el aumento a los jubilados. Las imágenes que mando Miguel son muy crudas, las madres de niños discapacitados expresan un gran dolor ante la crueldad del gobierno libertario. En el final Miguel se quiebra y rompe en un llanto incontenible
El contenido de la marcha era en su enorme mayoría, madres con hijos pequeños en sillas de rueda o en sus brazos que contaban frente a las cámaras las dificultades que tienen para sostener los tratamientos de sus hijos enfermos de por vida. Con el veto del presidente se perdió esa esperanza.
Frente a la fría y repetida definición de Milei para sustentar su política de ajuste, repetida incansablemente: “No hay plata” o El superávit no se negocia”, las madres con hijos en brazos explicaron que sus hijos necesitan los tratamientos para vivir, su vida depende de medicamentos, de médicos, tratamientos, de enfermeras, de profesionales o equipos. Los salarios congelados desde hace 8 meses de estos son, también, otro motivo del mismo reclamo.
Miguel reside cerca de la zona del Congreso Nacional y hoy se metió en el medio del dolor popular por una medida que no prioriza la humanidad.
Miguel fue trasplantado de hígado en el mes de septiembre del 2013, el equipo médico de la Clínica Colón de Mar del Plata, le salvo la vida cuando no quedaba más tiempo.
Miguel y su esposa Mary Gelbez de Cacheiro están muy agradecidos a Dios y a todos los que los apoyaron. Miguel después de aquel trance está muy sensible. Hablar aquella intervención y posterior internación hace que su sensibilidad aflore desde lo más profundo de su ser. Las lágrimas son una expresión de ese momento de su vida. Pero también hay en estos actos de la vida misma que llegan a su alma y provocan esas lágrimas.
Miguel llora porque siente el dolor de las personas que lo rodean y se expresa ante la intolerancia de la policía, los gendarmes y la Prefectura de Patricia Bullrich. En ese ámbito terrible, triste, la impotencia explota en forma desenfrenada. La Fuerza policial empuja las sillas de ruedas, a los niños en brazos de sus madres. Muchas veces nos preguntamos cómo llegó la Argentina a esta situación de dejar desamparados a niños enfermos o gasear el rostro de los viejos.
Dios debe existir ahora más que nunca y pasarse por la Plaza de los dos Congresos un miércoles para ver como maltratan, golpean, vejan y hasta matan a sus ovejas. Si debería hacerlo para sentir vergüenza ajena por las acciones de estos bárbaros. Gracias Miguel por mostrar eso que ellos no quieren ver, gracias por tus lágrimas. A mi me hubiera pasado lo mismo.