«Semana Santa en el Bosque» y la crisis del turismo regional

El viernes fue la primera jornada de la “Semana Santa en el Bosque” con excelente convocatoria de público. El público colmó la feria de artesanos, el patio gastronómico y el sector de juegos infantiles y dulces
La jornada comenzó con buena temperatura, húmedo, 13 grados y con una máxima que estaba pronosticada en 18°, pero que trepó hasta los 20° con un sol muy digno, para la fecha.
El jueves por la tarde ya se observó un cambio en la dinámica del movimiento de la ciudad, más comercios abiertos, con turistas en las calles del centro y con “algunos” sentados en los bares y restaurantes. En resumen, el jueves por la tarde comenzaron a llegar los turistas, se esperaba un buen porcentaje sin grandes expectativas dada la situación económica del país y las últimas medidas del gobierno.
Por la tarde las calles geselinas se colmaron y comenzaron a escasear los estacionamientos y como es habitual, aparecieron algunos “cuidacoches” en arterias estratégicas.
El Bosque se colmó de familias con niños pequeños que se deleitaron con los huevos pintados por alumnos de las diferentes escuelas geselinas y los conejos que “rondaban” por el bosque. En esta edición 2025 la municipalidad amplió las posibilidades de trabajar a los 176 artesanos, 23 chocolateros que fabricaron, básicamente, huevos de Pascuas, y 19 Food – Truck que conformaron el tradicional patio gastronómico ubicado en la entrada al bosque (playa de estacionamiento). Casi todos con un menú similar.
Es extraño lo que pasa con los eventos que se realizan en el bosque fundacional: todos se parecen. “Semana Santa en el Bosque” se mostró muy similar a la “Chocogesell”. Y los que participan en los dos eventos son los mismos también. Artesanos y demás. El criterio del municipio es que todos trabajen en mayor o menor medida. Va a depender del producto, el precio, la forma de pago y la atención.
Es que el bosque iguala todos los eventos que se realicen en ese lugar. Todo parece lo mismo porque el escenario es el mismo. Y ya no hay sorpresa, todo adquiere cierta normalidad y es conocida.
Por otro lado, estos eventos son una faceta de la eterna crisis económica de la Argentina y en esta oportunidad se suma el ajuste brutal que impacta en las economías regionales y en las ciudades que viven del turismo porque el bolsillo de los turistas está flaco. En este verano que pasó se sobrevivió apenas al bajo consumo y en el invierno, que comienza, hay incertidumbre.
La llegada de Javier Milei al poder cambio las reglas del juego. Se acabaron las remesas discrecionales de fondos de los gobiernos peronistas a las provincias y transitivamente, de estas a los municipios. Se redujo la coparticipación federal y los diferentes fondos que llegaban desde la Nación se terminaron. Tampoco hay que olvidar que Milei tiene un plan para “destruir” el último bastión kirchnerista que queda en el país, en estas elecciones de medio término. La mejor forma de hacerlo es el “recorte” de fondos que se siente con dureza en los municipios bonaerenses.
En el mismo sentido la crisis golpea a la clase media, que es nuestro público, ese sector de la sociedad está diezmado o sufrió despidos y congelamiento de salarios. Encima se suma la inflación que no cede, a pesar de que el gobierno diga otra cosa o la disfracen con frases sutiles cómo “desaceleración de precios”, porque eso no es verdad. “Las jubilaciones le ganaron a la inflación” es otra patraña.
Los turistas no consumen porque no pueden gastar lo que no tienen porque cuidan sus bolsillos.
En este marco las ciudades de la costa atlántica deberían agudizar el ingenio, ser creativos, romper reglas y ampliar el criterio para generar nuevas oportunidades para su gente. Inevitablemente para sobrevivir hay que dejar de lado privilegios y privilegiados. Esto no pasa, hoy, en Villa Gesell. La situación impone adaptarse a la nueva realidad, es decir si hay recorte de fondos, se va a necesitar sanear la estructura en donde menos duela.
No obstante, en esta oportunidad llegó una buena cantidad de turistas, el comercio debería haber aprovechado este flujo y mostrar un comportamiento “especial” con los precios de sus productos. Es una forma de empatarle a la crisis.











