CulturaP. Villa Gesell

La noche en que la poesía hizo un recital

Este sábado se realizo el primer recital literario en Villa Gesell en bar “Bukowski” en Paseo 105 entre 2 y 3.

Es la cuadra que, en verano, concentra, en buena parte de su extensión, recitales de música “undergrond” de talentosos artistas poco conocidos. En esos cien metros de calle donde la música y los jóvenes se unen en una cofradía que persiste el paso de los años. En esa calle, este sábado, asistimos a un recital literario.    

Ahí se instaló este verano un local nocturno, “Bukoski”, un bar – drugstore regenteado por el escritor Paul Perry, aquel que supo escribir, en solo 72 horas el libro “Mi vecino, el flaco”, que relata la amistad en el barrio porteño de Villa Urquiza del autor con Luis Alberto Spinetta.

Es por esto, el nombre del lugar de un poeta independiente cuyo dueño es un escritor, que el primer recital literario en Villa Gesell tuvo lugar en este bellísimo lugar, donde la literatura, la contracultura y el pensamiento antisistema reunió a la aquella guardia intelectual que habita Villa Gesell desde hace años. Son hombres y mujeres que envejecen dignamente mientras escriben poesías, relatos, crónicas que pueden ver la luz y deleitar a congéneres que también escriben y alimentan la imaginación de los que pueden sentarse a escuchar.

Este sábado en el citado bar, poetas, escritores y amigos se reunieron en un recital diferente. Con tres minutos para cada uno de los escritores, pudieron leer algunas de sus obras, escritas en la soledad de su propia intimidad. La dirección de Promoción de las artes, a cargo de Ismael Daczak apoyó el recital literario y como siempre esta presente en cada evento cultural que se destaque.

En un pequeño escenario con un mural de un capitán con su pipa y con su mano derecha con la señal de “shaka», también conocido como «hang loose», un gesto típico del saludo que se suele asociarse con Hawái y con la cultura del surf, en blanco y negro, las voces de sus autores marcaron la rima de las asonantes y las consonantes de sus obras.

Con ese fondo, más una pequeña mesa con una lampara de escritorio, sobre el escenario los poetas pasaron de a uno. Se escucharon obras magnificas, escritas con sabiduría y con la experiencia que carga su autor. Imaginativas y otras motivadas por el mar. Aníbal Zaldivar y Boni Favelis son dos reconocidos poetas que leyeron sus obras. A ellos se sumaron unos 23 poetas geselinos.

El recital literario logró esa noche establecerse como un lugar íntimo, donde la cultura reina, donde la contracultura está latente, donde aquellos jóvenes de los años setenta en esta segunda decena de los 2000, se mantienen activos y vigentes, con el mismo pensamiento de liberar la mente para abrir nuevos caminos.   

                                                       

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